martes, 19 de abril de 2016

Repara mi ponche despacio que voy de prisa

En este recorrido teníamos como objetivo ir por las nuevas sendas trazadas ya con anterioridad, nuestros caminos recién explorados. No solo por la aventura sino por las variantes que ofrecen las veredas del circuito conocido por nosotros como El Encajonado. Estos caminos van desde la Pochota del abuelo hasta Zaragoza y la entrada de la finca "La Herradura" hasta Sta. Catarina.
En estos días de abril, en la región de Tuxtepec, el calor se vuelve un factor importante a considerar en cualquier actividad al aire libre.
Ruta hacia Zaragoza
Como de costumbre, quedamos de reunirnos todos en el nido. Fue gratificante ver a los amigos llegar, uno a uno. Así como saber que nuestras compañeras del grupo nos acompañarían también en esta ruta. Tanto hombres como mujeres sabíamos que no sería un recorrido con las condiciones ideales de temperatura y humedad.
Eran en punto de las 7am, ya casi por irnos, cuando seguían llegando uno a uno. Fue imposible dejar a alguien y respetar la puntualidad en la salida. Después de todo, somos compañeros del mismo equipo.

Ya listos para salir y empezando a rodar, tuvimos nuestro primer imprevisto, una ponchadura. Era la bicicleta de Amaya en su rueda trasera. Entonces regresamos hacia el nido nuevamente a apoyarlo. Pues de eso se trata, de apoyarnos mutuamente en cada recorrido.

Decidimos reemplazar la cámara pinchada por una nueva, una que había facilitado el doc Claudio, solo que en lugar de ser válvula schrader era válvula presta. A final de cuentas ni Amaya ni Esteban, quien lo asistió desde un principio y se mostró muy colaborativo, pudieron acomodar la nueva cámara. Por lo que rápidamente fue descartada esa opción de solución y decidieron mejor reparar la ponchadura. No tomo mucho tiempo encontrar el ponche, era algo evidente, la rasgadura en la cámara era grande. Yo ayude a parchar la cámara con unos parches auto-adhesivos de la marca ParkTool. Como son transparentes, puedo ver muy claramente si coloco el parche centrado sobre el orificio del ponche.
Listo! Lo solucionamos. Montamos todo de nuevo. Pero ¡Oh sorpresa!, todavía estaba ponchada. En este momento ya dudábamos de nuestra habilidad para parchar cámaras.
Volvimos a desmontar todo, si, todo de nuevo.

Primero verificamos que no hubiera ninguno objeto pequeño atorado por dentro en el neumático. Con las manos desnudas y usando las yemas de nuestros dedos, dimos varias pasadas tocando el interior del neumático. Si había una espina o alambre jodiendo, seguramente lo encontraríamos. Pero no encontramos nada. Entonces la cámara de la llanta trasera  o tenía un segundo orificio o de plano la cámara ya no servia y tenia minúsculas y múltiples fugas. Pero no fue el caso, la cámara tenía un segundo orificio, muy cerca del primer orificio encontrado. Raspamos un poco y pusimos otro parche auto-adherible para sellar. No esperamos ni 30 segundos después del parche e inflamos. Los parches funcionaban a la perfección. De haberlos descubierto los auto-adheribles antes, muchas penas nos hubiéramos evitado. A parte de que son más limpios de poner, ya que no es necesario colocar pegamento, y son más rápidos de poner.

Muchas veces tenemos mucha prisa en terminar un proyecto o actividad determinada y olvidamos verificar o aplicar correctamente lo que sabemos, ante la premura de solucionar un problema rápidamente. Sobre todo cuando es un problema inesperado, o que fuera poco probable que sucediera. En nuestro caso, lo más usual es pincharnos en el campo y no en la ciudad. Y ante la prisa de salir rápido no verificamos la integridad de la llanta antes de montar todo. Perdimos tiempo valioso al no seguir el procedimiento habitual en la reparación de ponchaduras. Muchas veces lo evidente no es tan evidente para todos. Aún sabiéndolo.

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